La luna está en el cielo, alzada, llena, redonda y clara: toda marcadita de huellas de añoranza. Y yo la miro desde la cama e imagino mentiras que nunca acaban. Mentiras como que estás conmigo, que te devuelvo el alma, como que la luna no se apaga.
Y miro alrededor, aquí, desde mi cama para terminar abrazada a la almohada. Sólo puedo taparme con la sábana; se acabará el imaginar cuando llegue la mañana.
Para cuando me he querido dar cuenta, ya han pasado cuatro años desde que te echo en falta. Seguiré mirando las estrellas.
Los momentos de soledad pueden ser los únicos con los que puedas sentirte en paz contigo, aprovéchalos para decirte a ti misma lo que no te atreverías estando en compañía. <¡>
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